1984

“1984” es el título de una novela de George Orwell que tal vez pueda considerarse el clásico literario por antonomasia de una “distopia”, esto es, de la clase de mundo que es el polo opuesto absoluto de los maravillosos, perfectos e imposibles descritos en las utopías. En “1984” se nos presenta una sociedad totalitaria comandada por el “Gran Hermano”, el nombre dado al Estado y/o sus invisibles sumos sacerdotes. El Gran Hermano tiene conocimiento de cada paso dado por cada ciudadano y supervisa estrictamente que cada quien se apegue a la norma establecida, la cual, de acuerdo a las conveniencias, puede cambiar de la noche a la mañana. Es un mundo represivo, sofocante, aplastante, uno donde no existe libertad salvo en el secreto, en la clandestinidad, en el silencio. Es la clase de mundo que llegó a existir en la URSS y el resto del universo comunista y que Orlando Figues, historiador portugués, describe tan bien en “Los que Susurran”. El mundo soviético era uno donde, en efecto, la libertad de palabra que en Occidente damos – o más bien dábamos– por descontada fue sustituida por la de susurrar, por el hablar en cuchicheos y siempre y cuando se tuviera absoluta confianza, esto último siempre una apuesta, en la oreja receptora. 

Pero hasta ahora, para suerte de la humanidad, esa vigilancia tenía límites. No había un Estado con medios capaces de escudriñar hasta los susurros, los samidsats, las reuniones clandestinas cualquier noche en cualquier callejón, cada conversación telefónica, cada carta, cada expresión facial, cada gesto o mirada. Había escucha telefónica pero sólo para una fracción de todos los teléfonos y llamadas posibles, habían comités de barrio pero no se podía poner oreja tras cada pared de cada departamento, habían censores pero no todos ponían sus pensamientos por escrito y los llevaban a editoriales; existían, subsistían rincones sin supervisar por falta de medios, de personal, quizás incluso de voluntad. Y era en esos espacios aun libres por default donde se creaba, crecía y desarrollaba la disidencia que al final de largos procesos descomponía los regímenes. La URSS cayó precisamente por eso, por descomposición interna, por pérdida de la fe, por desmoralización, por el efecto corrosivo de la crítica que apunta al meollo de las fallas y las canalladas de un régimen. La destruyó la libertad, aun esa escondidas, susurrante, a oscuras.

Hoy es Posible…

Pero ya no van quedando dichos espacios secretos, oscuros, permisivos. La tecnología ha sido muy amable con los tiranos o candidatos a serlo, con los regímenes totalitarios, con los iluminados que se arrogan el derecho de dirigirlo y controlarlo todo. O lisa y llanamente, con el Estado. Ahora SI es posible controlar cada conversación telefónica y cada Email merced a sistemas informáticos con descomunales capacidades de rastreo y procesamiento. Ahora SI es posible desde y con satélites y/o cámaras callejeras seguir los encuentros clandestinos celebrados a oscuras en esa placita de barrio. Y es posible conocer cada compra, cada ingreso financiero, cada operación bancaria, cada libro comprado y leído, cada relación legal o encubierta que cada ciudadano tenga, lo que ve en la TV, lo que oye en la radio, lo que comenta en la pega, incluso lo que susurra. Hoy la tiranía total modelo 1984 ES POSIBLE. 

En China casi han llegado a esa fecha. Es la nación con la mayor cantidad de cámaras de vigilancia por habitante. Las redes sociales están censuradas, Google está censurado y muchas palabras y temas está prohibidos, no pueden ser usados o más bien carecen de existencia en dicho mundo virtual. Una entera provincia poblada por población musulmana fue convertida en un campo de concentración apenas disfrazado de “campo de re educación”. Desde luego la legislación penal está en sintonía con el partido comunista y sus dogmas, planes y jefaturas del momento. No hay prensa libre, televisión libre, justicia autónoma ni educación distinta a la oficial. 

Occidente

Occidente se encamina hacia un modelo semejante no sólo por las disponibilidades de vigilancia que ofrece la tecnología electrónica, sino también a caballo de movimientos sociales y culturales que no sólo ponen en tela de juicio valores y juicios tradicionales para proponer otros más “progresistas”, sino además buscan imponer dichas miradas, hacerlas hegemónicas y más aun, reprimir a las que pretenden reemplazar. Si eso no fuera suficiente se pretende hacer esto último no sólo sobre la base del peso de la opinión pública sino de las leyes; se pretende judicializar el progresismo, convertirlo en cuerpo de ley de modo que complementariamente enteros cuerpos semánticos, de opinión y hasta meramente temáticos, han sido convertidos en zonas prohibidas, territorios en los cuales ingresar está penado y sancionable conforme a la ley. 

El proceso, en Occidente, ha estado menos en manos del Estado que  de grandes organizaciones comunicacionales con opacos pero en todo caso íntimos lazos con las respectivas clases gobernantes y los intereses del sistema global. Bajo el pretexto de combatir las “fake news” y/o los “hate speechs”  empresas de gran calado deciden por sí y ante sí la destrucción comunicacional de enteros sitios y/o amenazan con hacer tal cosa por medio de censuras parciales que ponen sobre aviso sobre los temas que la corporación no desea ver publicados. Si usted no desea convertirse en un paria comunicacional y virtual, debe acatar. Poco a poco pero a creciente velocidad se impone la censura y auto censura. 

¿Cuál es el fundamento de este proceso, qué fuerzas lo han desatado y hasta en cierto maligno sentido hecho necesario? Lo veremos en un próximo artículo. 

Comentarios Facebook

Artículos relacionados

Respuestas

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

  1. Y se queda corto Don Ville, los sistemas operativos, aplicaciones y redes sociales tienen algún backdoor que los gobiernos “solicitan” para vigilar conversaciones que se supone son privadas. Por eso Telegram está prohibido en Rusia y Whatsapp no, por ejemplo. Si además contamos IoT (internet de las cosas) tenemos también dispositivos que suben a algún servidor “en la nube” información como pasos caminados al día, kms que se corren o pedalean, latidos por minuto, desde la pulsera de su reloj “inteligente”. También están los parlantes de Google o Amazon que escuchan todo lo que uno dice y lo envía a un servidor que procesa las conversaciones buscando “triggers” de búsqueda. ¿Nunca ha hablado de algún tema cerca de un teléfono y de pronto le llega publicidad relacionada? Google Maps guarda un historial de ubicaciones.

    Usando un modelo predictivo, falta poco para que la publicidad personalizada aparezca en gigantografías mientras uno camina por la ciudad. Y está de cajón que los gobiernos tienen acceso a esa info si la “solicitan”.

    1984 se escribió como una advertencia, lástima que se esté usando como un manual de uso.

  2. Muy buen tema.
    La crítica a las tiranías comunistas, a este respecto, ya son conocidas. Yo pondría el acento, más bien, en las democracias liberales, que es donde vivimos. En España se ha encarcelado gente por vender los libros equivocados, en Alemania y Austria han metido presas a personas por pensar y expresar lo que estas democracias totalitarias no permiten sea pensado ni expresado. Lo peor, con la aquiescencia de las masas que se creen “libres”. En Chile, personajes de la calaña de Carmen Hertz o Lily Pérez propugnan leyes en este mismo sentido.
    Obviamente, para llegar a este estado de cosas, esta gente tuvo primero que preparar el terreno y, en los términos de Gramsci, construir “hegemonía”. Por eso es esencial la batalla cutural, la lucha por las ideas, y la iniciativa de Fernando Villegas, como de otros, es tan importante.

  3. Parecía imposible de obtener los niveles de observación que se presentaban en 1984 pero claramente hoy es posible y como se presenta en un capítulo de black mirror hoy se puede evaluar tanto por parte de la sociedad y mucho más peligroso aún por parte de un estado como se hace en china, el actuar de todos los ciudadanos, es por esto que debemos cuidar que las posiciones extremas se tomen la hegemonía ya que como decía popper la tolerancia no debe tolerar la intolerancia, saludos Villegas siempre te veo y ahora te leo!!!