Anestesistas, Acomodaticios, Bolsonudos y Oportunistas

Una cierta sub especie inferior del Homo Sapiens Sapiens pero dotada de grandes dotes de supervivencia, siempre hambrienta y siempre ávida, levantó una vez más cabeza y salió de la bodega de trastos donde los arroja la historia toda vez que ya han hecho ostensible su bajeza e incompetencia con los debidos estropicios; son los Anestesistas, los Acomodaticios, los Bolsonudos y los Oportunistas.

Se les ve prosperar y multiplicarse con abundancia en tiempos como los que
vivimos. Se los reconoce por sus expresiones de complacencia consigo mismos en
el disfrute de las posiciones que han alcanzado. Se les distingue en el acto por su
coincidencia absoluta con el discurso políticamente correcto del momento. Se
multiplican de la noche a la mañana, como una epidemia, en testeras académicas
desde donde recitan con salivoso estilo y ufano amor propio blandas mediocridades,
en los púlpitos desde donde predican banalidades, en cargos de autoridad, en
directorios empresariales, en colegios, en gremios, sindicatos, en todas partes. Son
legión. Son legión y el complemento necesario de la otra parte del género humano
que coexiste con ellos, la parte constituida por los cobardes, atemorizados,
acallados, escondidos y arrinconados.

A veces los miembros de esta sub-especie operan como anestesistas. En esos
casos, sentados a sus anchas, de piernas cruzadas, sonrientes, sabedores de todo,
al tanto de cada misterio y enigma, aparecen en la televisión, la radio, las charlas y
cócteles anunciando la Buena Nueva y tranquilizando a las almas temerosas; “no,
no habrá comunismo”; “no, no se llegará a ningún extremo”; “no, no se reprimirá a
los medios de prensa”; “no, no aplastaremos a la empresa privada”. Etcétera.
No a veces, sino siempre, son acomodaticios. Sintonizan instantáneamente con la
variante que cada mañana pueda adoptar el discurso políticamente correcto según
sea como lo pronuncie el camarada secretario general, el candidato X o Z, el
presidente del partido, el dador de pitutos, el gangster de la coalición que reparte
cargos y prebendas.

Bolsonudos lo son por necesidad. La claridad mental los perdería. Haría notoria su
incapacidad intelectual. Son entonces partícipes de esa especial variante de los
retardados que llamamos bolsonudos por lo fofo pero abundantemente vacío de sus
dichos. En su nivel más bajo son otros tantos Cantinflas y en un nivel más elevado
son pedantes magisteriales, repetidores de fórmulas obsoletas, citadores de textos
añejos, ingurgitadores de panfletería. Haciendo tal cosa ya por largo tiempo, han
llegado a tal grado de inconsciencia que sencillamente no se percatan de cuán
estériles y tontos son los eslóganes que reiteran una y otra vez, porfiadamente, tal
como los payasos de circo pobre no saben de otro recurso cómico que patearse
unos a otros el culo.

El oportunismo de esta sub-especie es de rigor. Carentes de inteligencia, no escasean de esa astucia animal que olfatea infaliblemente dónde se halla la presa, el botín, el pituto, el cargo, la nominación, la beca, la asesoría. La misma lengua que les sirve para salivar complacidos mientras espetan sus vaciedades, les sirve, en este caso, para otros menesteres.

¿Dónde moran, cobran, estropean? Por doquier. Pueblan a rebozar las burocracias,
su hábitat natural; se les ve en todo género de asambleas dándose la mano unos a
otros y firmando acuerdos que no llegan a ninguna parte; calientan sillas y sillones
en todas las reparticiones de la ONU; se dirigen a la nación, cada mañana, desde
los matinales de televisión; nutren las filas de los “movimientos;” operan como
cazadores de brujas de todas las sensibilidades, se suman a los linchamientos,
concentraciones, movilizaciones, protestas, funas, demandas, denuncias; no hay
aspecto de la vida en que no estén presentes amargándole y arruinándole la vida al
prójimo. Son tan abundantes que por momentos pudiera temerse que constituyen
la nueva e inevitable evolución humana a la que ya ha llegado la población china, el
rebaño controlado, vigilado, adoctrinado, amansado y entontecido por las
autoridades. Es el mundo orwelliano de 1984.

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Respuestas

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  1. Están en todas partes. Los veo a mi alrededor todos los días. Son encantadores de las masas ignorantes que se sienten intelectualmente superiores porque recitan las frases panfleteras que son políticamente correctas… Por ahora.

  2. Algunas veces esta muchedumbre logra lo que quería en octubre 2019, capturar o comprar armas, dar vuelta generales, oficiales, clases y tropa, para luego seguir con el camino de ajusticiar al chivo expiatorio que según la época y necesidades políticas, cambia de raza en raza, credo en credo, ricos, fascistas, etc… en la ex Yugoslavia, lamentablemente, vimos como la locura, se toma todo y manda todo al carajo.

  3. Fernando: Genial las 4 sub especies negativas que detalla. Me temo que existen desde la época de las cavernas (inicio de la vida en comunidad).
    Como la balanza quedo inclinada hacia un lado, le sugiero que la contrapese con esa minoría que en todas las épocas se ha tomado el trabajo de tirar el carro del progreso y que son los antónimos de los mal auto titulados “Progresistas”, especie esta, que en vez de progreso han traído ruina.
    Puedo equivocarme u omitir: Socrates, Arquimides, Jesús, Newton, Edison, Bill Gates.
    La lista puede ser muy larga pero Ud. podrá sintetizarla mejor en cuatro personas que dejen la balanza en el fiel.