Conoce a tu oponente

Mañana 18 de julio son las primarias presidenciales, mañana se espera decidir los representantes de dos de las fuerzas políticas en competencia. Mañana unos pocos realizaremos el acto cívico de decidir con una línea en el papel el rango de posibilidades para nuestro país. Mañana algunas cartas quedaran sobre la mesa y con ellas deberemos jugar para componer nuestras vidas.

Independiente de los colores y las ideas, es importante conocer al oponente, saber a quién tengo enfrente, al costado, en las tinieblas, a punto de iniciar la emboscada. Sin esa distinción la probabilidad de error crece como nunca y nuestros actos culminan en callejones sin salida, en condiciones abrazadoras que sólo arrasan lo hasta ahora alcanzado y nos hacen dar dos, tres o más pasos atrás.

Cuando varios de los interesados en tomar el cargo presidencial, cuando la mayoría de los que conforman la convención constituyente, creen en la idea de que un modelo axiomático puede ser consistente y completo, sin duda obvian los hallazgos de Kurt Gödel, bueno sería que lo estudiaran, el oponente sigue creciendo.

Por mientras podemos informar: los modelos que son capaces de dar respuestas verdaderas al interior de sus reglas, están limitados por la presencia de sentencias de la misma índole que no se pueden explicar bajo los postulados de ese modelo. En simple, la visión de uno u otro cándido presidencial se choca con lo incompleto de su parámetro de referencias, por tanto, la imposibilidad de encontrar adecuadas soluciones a los problemas del que será su gobierno. Pero no lo ven.

El oponente es magnífico, es una gigante impresión tridimensional donde se ponen en Technicolor cada uno de los deseos de la población general, los millones absortos en sus imágenes y gozando de los placeres carnales. El oponente tiene mil brazos y se descompone entre cada una de las expectativas presentes en los cerebros menores de 15 años, muchos de ellos en cuerpos que superan con creces las 3 décadas. El oponente supera las miradas aisladas de los cándidos señores que se presentan en la papeleta. El oponente tiene una dimensión mayor, una que hace temblar los principios de la ilustración con dictámenes simples, sin esfuerzo, volátiles y de fácil acceso. El oponente es la configuración de los beneficios del libre mercado, las mejoras tecnológicas, el bienestar diario traducido como derecho inalienable. El oponente se traduce como el ocaso de occidente, la muerte de esta civilización. Entonces se requiere de un nuevo conjunto axiomático, uno capaz de concurrir con un modelo completo que se valide por la mayoría indiscutida de la población.

El oponente nos sobrepasa, como tantas veces ha ocurrido a las diferentes civilizaciones, y nuestros vecinos, nuestros colegas, nuestros amigos, por sobre todo los cándidos presidenciales se ufanan con teorías y técnicas de inicios del siglo 20.
Bienvenido el ganador, esperamos que bajo su influjo las horas de libertad y creación sean mayores, en caso contrario, perderemos lo único que importa para nuestra limitada especie.

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