¿Qué pasará en Irán si Israel declara la victoria? El incierto día después de la guerra

Israel mantiene presión sobre Irán, mientras en Teherán, Principistas, Reformistas y Moderados compiten por el poder. ¿Podría el IRGC tomar el control si el régimen colapsa? ¿Qué papel juega Reza Pahlavi? Descubre las dinámicas y posibles futuros de Irán en este análisis detallado.

TEHERÁN / JERUSALÉN — Mientras las tensiones entre Israel e Irán persisten, con Israel manteniendo una postura agresiva contra la influencia iraní en la región, el foco de atención se desplaza hacia la dinámica interna del poder en Teherán. La pregunta que circula entre diplomáticos y analistas es: ¿quién gobernará Irán si el régimen actual enfrenta una crisis significativa?

Un régimen fragmentado, no unificado

La estructura política iraní es compleja, con instituciones teocráticas, militares y electas que compiten por influencia. Actualmente, Irán alberga tres grandes facciones políticas:

  • Los Principistas (usulgarayan), herederos de la Revolución Islámica de 1979, controlan el aparato judicial, los medios estatales y el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (IRGC). Defienden el sistema velayat-e faqih (liderazgo del jurista islámico).
  • Los Reformistas, liderados por el actual presidente Masoud Pezeshkian, buscan modernizar el sistema, reducir tensiones con Occidente y fortalecer las instituciones civiles. Pezeshkian asumió el cargo en 2024 tras la muerte del ultraconservador Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero.
  • Los Moderados o pragmáticos, representados históricamente por figuras como Hassan Rouhani, priorizan el desarrollo económico. Han perdido influencia tras el auge conservador, pero siguen siendo relevantes en círculos intelectuales.

El factor militar: ¿el IRGC gobernará?

Especulación: Algunos analistas sugieren que, si el liderazgo religioso se debilita significativamente, el IRGC —que controla sectores clave de la economía y las fuerzas armadas— podría asumir un rol más directo en el gobierno. “Una intervención del IRGC no sería un golpe de Estado, sino una consolidación natural de su poder como un Estado dentro del Estado”, afirma Matthew Kroenig, del Atlantic Council. Perrihan Al-Riffai, especialista en política de Medio Oriente, añade que un colapso del liderazgo clerical podría derivar en un gobierno tecnocrático-militar, autoritario pero sin el ropaje religioso. Estas hipótesis dependen de un escenario de crisis que no se ha materializado.

¿Una nueva revolución o más de lo mismo?

En el exilio, el príncipe Reza Pahlavi ha llamado a una “transición democrática pos-teocrática”, ganando apoyo en la diáspora iraní. Sin embargo, su respaldo dentro de Irán es limitado, debido a la falta de una base organizativa y al rechazo a figuras asociadas con la monarquía pre-1979. Como señala Amir Mohebbian, analista conservador iraní: “La oposición carece de cohesión y legitimidad institucional. El pueblo iraní no quiere cambiar de amo, quiere controlar su destino”.

La narrativa revolucionaria islámica mantiene fuerza en zonas rurales, entre veteranos de la guerra Irán-Irak y sectores que ven la teocracia como una defensa contra la influencia occidental. Esto limita las posibilidades de un cambio abrupto impulsado desde el exterior.

¿Y después de la crisis?

Especulación: Si el Líder Supremo Ali Khamenei, aún en el poder en 2025, enfrenta una incapacidad o muere, la Asamblea de Expertos —encargada de elegir a su sucesor— podría operar bajo presión del IRGC y designar una figura conservadora para mantener la continuidad. Este escenario, aunque plausible, no está confirmado y depende de eventos futuros.

David Menashri, experto en historia iraní de la Universidad de Tel Aviv, opina: “No habrá una democracia liberal en Irán tras una crisis inmediata. Pero una grieta podría abrirse si las fuerzas internas logran un equilibrio entre orden y apertura.” Esta perspectiva, aunque especulativa, refleja la posibilidad de cambios graduales.

Israel continúa viendo a Irán como una amenaza regional, pero el futuro de Teherán depende más de sus dinámicas internas que de presiones externas. La victoria militar no garantiza transformaciones políticas, y en Irán, cualquier cambio de régimen será complejo. Solo la historia tendrá la última palabra.