Un asunto de pan y trigo
“…simple y llanamente, lo vimos con los pollos, luego fueron las farmacias junto a las AFP y SQM; hace unos meses, el caso del confort; hace unas semanas, algo confuso con los lácteos; y próximamente, ¿Será el pan y el trigo?”
Para nadie es nuevo que vivimos integrados a una economía global de mercado, que entiende por desarrollo a la acumulación de objetos, invisibilizando que el concepto tiene mucho que ver con personas. En otras palabras, pareciera que vivimos en una sociedad en la que hacemos lo que nos conviene y no lo que realmente debemos hacer. Decir esto permite ilustrar lo que de un modo confirma una cualidad humana que pareciera ser exclusiva de nuestra especie dentro de los ecosistemas. Me refiero a esa cualidad de tropezarnos con la misma piedra, una y otra vez.
Una forma de darnos cuenta de esto es estudiando el circuito de lo que consumimos. Pues, si como sociedad asumimos que el desarrollo es sinónimo a cualquier incremento positivo del Producto Interno Bruto. Todos estaremos de acuerdo, que indudablemente debería interesarnos en conocer cómo llegan los bienes y servicios a nuestras vidas, con el propósito de elegir aquellas estrategias que nos permitan optimizar nuestro bienestar. En concreto, comprender ¿cuándo producir? ¿quién produce? ¿quién consume? y ¿cuándo consumir? Nos permitiría elegir libremente cuestiones, como, por ejemplo, sobre como llegan los alimentos a nuestras bocas.
Digo lo anterior, debido que un objetivo del desarrollo sostenible para 2030 consiste en garantizar vidas sanas. Que desde luego pareciera ser un objetivo ambicioso, si consideramos que todas las evidencias científicas sostienen que la humanidad ha excedido los límites planetarios de operación segura para cualquier forma de vida y que la agricultura es su mayor responsable, al contribuir, entre otros, al cambio climático, a la disminución de la biodiversidad de los ecosistemas, además de mal alimentar al 50% de la humanidad. Pues, a esto se agrega otra capa de complejidad si se considera que Latinoamérica es la región del mundo con la mayor desigualdad en la tenencia de suelo cultivable.
Esto me hace pensar que la crisis alimentaria es un síntoma de la crisis civilizatoria, que fundamentalmente es una crisis de conciencia. Dado que estas evidencias a escala mundial están territorializando en Chile, particularmente bajo las siguientes evidencias de la cadena de valor del trigo panadero:
Por un lado, el pan es la principal fuente de carbohidratos y proteínas en la dieta de todos los estratos socioeconómicos de Chile. Por otro lado, el 76% de los chilenos se alimenta mal. Además, Chile es conocido en el mundo por lograr los mayores rendimientos de trigo. Entre 2011 y 2018, el 90,2% de la producción nacional se logró en el 90,1% de la superficie cultivada, concentrándose en las Regiones de La Araucanía, El Bío-Bío, El Maule y Los Ríos, regiones donde prevalecen los mayores índices de pobreza. Por un lado, el 87% de las explotaciones trigueras, lo hacen en superficies menores a 50 hectáreas, en suelos marginales, y solo participan en el 22% del mercado nacional. Por otro lado, las explotaciones superiores a 500 hectáreas, a pesar de hacerlo en suelos aptos para la intensificación con tecnologías inaccesibles o inadaptadas para la gran mayoría de pequeños agricultores, ni siquiera duplican sus rendimientos.
En este sentido, las explotaciones grandes son rentables pero ineficientes en cuanto al flujos de materia y energía, a diferencia de las explotaciones pequeñas. Pues, pareciera que el desarrollo tecnológico nacional y su adopción no han incrementado el rendimiento nacional desde 2010. A diferencia de China que, durante el mismo período, la adopción tecnológica por los pequeños agricultores ha sido capaz de hasta compensar el déficit mundial de trigo.
Si esto no fuera suficiente, se sugiere competencia desleal en el eslabón de molienda, debido a que seis propietarios concentran el 50% de la producción nacional de grano y reemplazan grano nacional por importado a un ritmo anual del 3%. Es decir, excluye a la pequeña agricultura al no ofrecerle posibilidades de participar en un mercado realmente libre y competitivo en forma de eslabones fragmentados, pues esto queda de manifiesto cuando el 60% de los molinos concentran el 90% de la capacidad de molienda nacional.
Por último, desde Julio de 2009, se registró a nivel nacional, una volatilidad en el precio real de la hallulla corriente equivalente a un coeficiente de variación del 4.58%. Lo que significa que los sectores más vulnerables de la sociedad se enfrentaron en más de una ocasión al dilema entre comer algo o nada durante el día.
En síntesis, el sistema de alimentación en Chile está muy lejos de ser sustentable y garantizar una calidad de vida saludable a sus ciudadanos. Es cuestión de tiempo que se confirme y reconozcan abiertamente las falencias del sistema alimentario nacional y relacionadas estrechamente con las fallas de mercado. Sin embargo, como ha sido en el pasado, es muy probable que no se encuentren culpables, y por lo que se escucha en los discursos del actual gobierno, pareciera estar invisibilizando la seriedad del caso y, lo más probable, que cuando decida tomar cartas sobre el asunto, emitirá el discurso insistiendo que la solución es más mercado. Lo cual es contraproducente si la evidencia muestra que no es una solución sencilla y que no provendrá de algún político iluminado. Porque, simple y llanamente, lo vimos con los pollos, luego fueron las farmacias junto a las AFP y SQM; hace unos meses, el confort; hace unas semanas, algo confuso con los lácteos. Y, próximamente, ¿Será el pan y el trigo?
Sobre las materis técnicas mostrados en este artículo no puedo decir nada, pues no soy experto en el tema, no obstante hay varios juicios, muchos de valor, en donde no se necesita ser experto para rebatir al autor:
1.- La acumulación de objetos, es el equivalente a la acumulación de bienes y eso es un indicador de mayor nivel de vida, la alternativa es que todos nos transformemos en sabios desnudos viviendo en un tonel como Diógenes
2.- Acerca de lo que “debemos hacer”, ¿quién y cómo se determina aquello?, siendo un asunto moral, ¿bajo qué sistema ético debemos establecer este deber?.
3.- El aumento en el PIB es un índice objetivo de crecimiento económico, y el crecimiento económico es a su vez un indice probado de mejora en, de nuevo, los niveles de vida de la población de un país.
4.- Sobre la afirmación “la humanidad ha excedido los límites planetarios de operación segura para cualquier forma de vida” no parece de carácter científico, sino más bien suena a alarmismo ecologista.
5.- En Chile los “más vulnerables” no dependen sólo del pan para su alimentación, y esta alimentación no es dramáticamente escasa, prueba de eso es que nuestros niños (los más vulnerables de todos) tienen problemas de obesidad no de desnutrición.
6.- Es posible que la “crisis alimentaria” sea efectivamente una “crisis civilizatoria”, pero ciertamente no es una “crisis de conciencia”, pues las grandes hambrunas del siglo XX ocurrieron todas en regímenes que exibian su “conciencia social” como elemento legitimador de su sistema político-económico.
7.- El sistema de alimentación en Chile, más allá de los defectos puntuales que pueda tener, es el mejor que hemos tenido en más de 100 años, nuestra agricultura hoy alimenta a 17.000.000 de personas, cuando hasta hace 50 o 60 no podía hacerlo con 9.000.000 (además se da el lujo de exportar alimentos).
8.- Achacar al “mercado” las supuestas fallas del sistema alimentario chileno es cuando menos dudoso, tomando en cuenta que en el único país de américa latina donde prácticamente no existe el “mercado”, Venezuela, la gente está realmente, en los hechos, pasando hambre.
Hola Marcelo, junto con desearte felices fiestas de fin de año y que este 2019, lo tengas lleno de muchas alegrías. Quiero también agradecerte por tu tiempo en leer el artículo. Dicho lo anterior, paso a intercambiar ideas, en cuanto a lo que planteas.
1) En cuanto a los juicios de valor, efectivamente, hasta donde entiendo, en ciencia, la objetividad absoluta no existe. Lo que hacemos es intentar aproximarnos del modo más honesto posible. Sin emabrgo, el aporte del artículo no son los juicios de valor en si mismos, sino la forma en como se define el problema. Dado que la gran mayoría de agrónomos tienen la creencia de que el problema alimentario es únicamente de cantidades e ineficiencias que se resolverán única y exclusivamente con más tecnología. Lo cual, es parcialmente cierto pero no del todo.
2) Efectivamente, comparto la idea de acumulación de bienes como sinónimo de mejora de la calidad de vida, pero desde la perspectiva de Maslow. No obstante, considero que ese pardigma es inviable en un mundo con recursos agotables. Muy distinto, cuando se trata de recursos escasos. En concreto, tengo la impresión que en el futuro cercano, las sociedades buscaran formas de vivir mejor con menos consumo, y ese consumo, ligado a dos grandes estrategias, con o sin progreso tecnológico.
3) En cuanto a lo que debemos hacer. Efectivamente, concuerdo totalmente, es componente normativo (sistema ético) que no tiene una solución sencilla. Saberlo me genera un poco de susto, pero evadirlo tampoco creo que se resuelve el problema. Ahora en cuanto a quién lo determinará y el cómo lograrlo. Honestamente, no lo sé.
4) Estoy en acuerdo que el PIB es un indicador de crecimiento económico, pero sostengo que es inapropiado asociar el PIB con el desarrollo. Pues, los que estamos familiarizados con la biología de sistemas, diferenciamos claramente aquellos procesos relacionados con el crecimiento (rasgos cuantitativos) de aquellos procesos de desarrollo (rasgos cualitativos). En concreto, los sistemas complejos pueden mostrar la característica de: i) crecer sin transformarse, ii) transformarse sin crecer, o iii) bajo condiciones muy particulares crecen desarrollándose. Lo cual, si lo llevamos a materia de calidad de vida, pues, permite reformular los supuestos del modelo económico contemporaneo.
5) Sobre la afirmación “la humanidad ha excedido los límites planetarios de operación segura para cualquier forma de vida” Es más científico de lo que crees. En 2009, el equipo de Rockström definieron en la revista Nature lo que son los límites planetarios y ha sido uno de los artículos más citados en la última década (7,069 veces). En 2017, el equipo de Campbell, en la revista Ecology & Society fueron un paso más adelante en determinar la contribución de las actividades humanas a cada uno de los indicadores y encontraron que la agricultura es el principal impulsor. Así que alarmismo ecológista, me parece que sí, pero cada vez con argumentos más sostenidos con evidencias empíricas provenientes desde la comunidad científica agrícola (que a todo esto, ha sido la menos considerada en estos debates).
6) En 2014, un equipo de científicos del INTA, liderado entre otros, por el Dr. Uauy, revisaron bases de datos sobre encuestas realizadas a nivel nacional, y encontraron que el pan es la principal fuente de calorías y de proteínas (participando cerca del 33% de la dieta de todos los estratos socioeconomicos de Chile). Datos de la OMS muestran que los problemas por obesidad y mala alimentación afecta al 65% de los chilenos (no solo niños). Aunque datos del MINSAL son más alarmantes, pues datos preliminares de 2017 muestran que en realidad estaría afectando a cerca del 76% de los chilenos.
7) La razón por la cual considero que la crisis alimentaria sea un componente de la crisis civilizatoria y que ambas crisis están contenidas en una crisis de conciencia. Está debida a que la naturaleza de las soluciones experimentadas en el pasado fracasaron en lograr su propósito y mostraron nuevos problemas (por ejemplo, la revolución verde no erradicó la hambruna y generó nuevos problemas sociales y ambientales, como los relacionados con los fertilizantes y los agrotóxicos). Ahora bien, que esto implica un desafío político y eventualmente normativo. Creo que sin lugar a dudas.
8) Estoy en completo acuerdo, pero no estás considerando toda la serie de costos ocultos que ha implicado ello, erosión de suelos, biodiversdiad y cultura. Cuestiones que no son recuperables, ni aunque tengamos todo el dinero del mundo. Aunque también es engañoso, creer que el actual modelo agroalimentario alimenta. Pues, desde una perspectiva mercantil, los alimentos implican en una serie compleja de servicios ecosistémicos “gratuitos” y que ni con la mejor biotecnología disponible podemos reemplazarlos.
7) No estoy suponiendo, de hecho, son fallas del mecanismo de mercado. Pues, la realidad no ajusta a la teoría. Lo que quiero decir es que un mercado realmente libre se considera cuando las condiciones de poder, tanto de la oferta como de la demanda están en equilibrio. Sin embargo, la evidencia sugiere lo contrario cuando vemos que el 60% de los molinos concentran el 90% de la producción nacional y reemplazan sistematicamente por grnao importado a un ritmo anual del 3%. Cosa distinta fuera si el 60% de los molinos concentraran aproximadamente el 60% de la producción nacional y si reemplazaran grano nacionla por importado, lo hicieran en iguales condiciones tanto molinos pequeños como grandes. Cuestión que en la realidad, es lo contrario, puesto que solo son los 5 molinos más grandes los que se organizan para importar a un precio asequible. Son datos de Cotrisa, no me los estoy inventando. Tampoco propongo que la solución sea destruir el mercado. Sino todo lo contrario, transparentarlo, desarrollar y extender tecnologías adecuadas a la pequeña agricultura.
Por último, nuevamente gracias por tu tiempo, me ayudas a mejorar mi forma de comunicar lo que voy aprendiendo para contribuir a construir una mejor país. Que pases felices fiestas con tus seres queridos, un buen 2019, saludos y hasta la próxima!
Víctor
Yo voy a comentar respecto a la importancia del rubro del trigo para la agricultura chilena.
Realmente, en la actualidad, y desde ya muchos años hasta acá el trigo se ha convertido en un cultivo de baja rentabilidad, comparado con otros de la baraja chilena.
Se sigue produciendo, y en mucha superficie, pero ni soñada con la de 40 ó 50 años atrás.
Si bien es cierto que es producido aún en forma semiextensiva en algunos predios grandes, esto ocurre más que nada por tradicionalismo de algunos agricultores o las pocas opciones más rentables, para un suelo o microclima específico.
Los rendimientos del cultivo (kilos producidos por hectárea) seguramente deben ser los más altos del mundo, y esto no es raro.
Los rendimientos de TODOS los cultivos en Chile, (obviamente, de los de se producen acá) son los mejores del mundo, y sus parámetros de calidad también son los mejores.
Esto se debe mas que nada,a las características climáticas de este pais, que podemos comentar más adelante en detalle, si hay interés.
Discrepo que los mayores rendimientos se logren en predios pequeños, que corresponden a la agricultura de subsistencia, sobretodo de Araucanía.
Si bien, esos sistemas son responsables de la mayor fuente de alimentación para esas familias, carecen de la mayor disponibilidad de insumos de alta tecnología, como para obtener la posibilidad de ventas importantes del cereal, además de la dificultad de desarrollarse en los heridos “suelos degradados”.
El chileno fue, hace 30 años atrás, el segundo o tercer mayor consumidor mundial per cápita de pan, (detrás, creo, de los italianos y rusos). No sé cómo será en la actualidad, pero no creo que haya cambiado mucho.
La demanda de pan siempre fue, es y será alta en Chile.
El trigo se supone que es cultivo “estratégico” para todo país, o sea, todo país debiera producirlo en mayor o menor medida, para disponer de él en caso de crisis internacionales.
Para eso, los gobiernos impulsaron medidas proteccionistas, que en Chile se tradujo en las famosas “Bandas de Precios”, o sea, se aseguraba un mínimo, (pero también un máximo) de precio del producto, para que no dejara de ser rentable al agricultor. … (El “techo” o precio máximo de la banda servía para alimentar con dólares los años de bajos precios, y mantenerse dentro del rango de rentabilidad).
Pero la realidad hoy es que, por lo menos en los valles de la Zona Central, ya casi nadie habla de las banda de precio, ni del cultivo. Existen otros rubros de rentabilidades desde mayores a muchísimo mayores, sobretodo con la posibilidad de riego.
Con todo, el trigo para fabricar el pan, proviene cada vez más, desde afuera.
Afuera (Argentina, Canadá, Rusia, E.U.A.) se produce en sistemas extensivos, o sea, con mucha superficie, en potreros enooormes, a máxima mecanización, a mínimos costos por hectárea y con rendimientos medios á medio-altos, pero no máximos.
Estos países tienen también un alto consumo del cereal, pero también tienen excedentes que, sumados, forman una oferta relativamente estable para la exportación.
Esa es la manera moderna, quiérase o no, de acceder a este producto.
De esta forma, se minimizan los costos y maximizan las utilidades, tanto para productores, industriales y DEBIERAN minimizarse también los costos para el consumidor final.
Si eso sucede o no, ya no es culpa de los agricultores, tanto nacionales como internacionales, sino del control que cada gobierno debe hacer sobre los oligopolios manufactureros.
Hola Cristian, muy amable por responder, deseo que tengas felices fiestas de fin de año y un buen 2019. También agradezco tu aporte. Efectivamente, estoy en acuerdo contigo de que el cultivo del trigo es muy importante para la dieta de los chilenos. En el último lustro, Chile ha sido el segundo mayor consumidor per cápita de pan, solo superado por Alemania. Efectivamente es un cultivo tradicional, además de que al ser el cereal más producido en el mundo, resulta que se comerciliza internacionalmente como commodity. Lo cual, entre otros factores, solo deja que a países como Chile solo, puedan competir por estrategia de costos y no en creación y captura de valor (algo muy similar a lo que sucede con el cobre, salvo, que este último, su ciclo de producción no asume riesgos e incertidumbres asociadas con el tiempo meteorológico). Efectivamente en los últimos 50 años ha disminuído drásticamente la superficie sembrada de este cultivo, también es necesario recordar que gran parte del auge de este cultivo durante el siglo XIX, estuvo asociada también a la fiebre del oro. En donde Chile, exportaba trigo a California. También concuerdo en que los rendimientos de los cultivos templado alcanzados en Chile, son uno de los mas altos del mundo y efectivamente tiene que ver mucho con las condiciones climáticas, de suelo y su geografía que permite muchos microclimás en areas relativamente grandes comparados con similares latitudes encontradas en el hemisferio norte. También es cierto que se reconoce su calidad, básicamente por estar aíslada geograficamente (rodeada de mar, desierto y cordillera, lo que imposibilita enormemente el ingreso natural de plagas y enfermedades de cultivos).
En cuanto a los rendimientos logrados por predios pequeños, lo que sostengo, es que las diferencias con el rendimiento alcanzado en predios grandes es virtual. Si bien, en términos absolutos los predios grandes tienen rendimientos mayores que los predios pequeños. También es cierto que la economía de escala no compensa la ganancia de rendimiento logrado. En concreto, ni aumentando en 10 veces la superficie de la exlotación, no alcnanza ni siquiera a duplicar el rendimiento logrado, lo cual, yo asociao a la ineficiencia relacionada a la economía de escala. Es decir, hay un incremento en la eficiencia absoluta pero no en la eficiencia relativa. Como economistas, quizá podremos darle mas importancia a la eficiencia absoluta que la relativa, no obstante, desde una perspectiva biológica, la eficiencia relativa, es importante para la sostenibilidad de los procesos que suceden en el agroecosistema y que no son traducibles a dinero (por ejemplo, los ciclos de nutrientes en el suelo) y que al final de la temporada si resultan en un costo indirecto al productor. En completo acuerdo con el diagnóstico de que algo está fallando en la extensión de tecnología. Pues, los agricultores no son actores pasivos en la adopción tecnológica y si no la están adoptando, quizá sea porque no resuelve problemas o en el peor de los casos, resuelve problemas puntuales pero crea otros problemas nuevos e impredecibles. También tengo la misma preocupación en que se está perdiendo soberanía alimentaria, lo cual, en un escenario pesimista, podría ser políticamente indeseable que exista dependencia alimentaria, pero también estoy en completo acuerdo que solo confiar con las bandas de precios no es suficiente y en algunas situaciones hasta contraproducentes.
También estoy de acuerdo en que el rol del estado es importante, no obstante, los intereses de los actores que participan en la cadena son diversos y plurales. La tecnología no es suficiente en cantidad, ni calidad, la eficiencia de una cadena de valor, es importante, pero también parecier no explicarla totalmente. También, no es un fenómeno aíslado y que por lo pronto, no sería extraño, ni novedoso que surgiera otro escándalo de colusión como los que hemos vimos en el pasado.
Gracias por tu aporte, deseo que tengas un feliz 2018 y te deseo lo mejor para este 2019.
Un fuerte abrazo!
Hasta la próxima.
Saludos!
Víctor
Muy bueno el articulo, claro , fácil de entender. Espero que podamos seguir disfrutando por mucho tiempo de publicaciones como estas.